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Ariadna y el fin del Minotauro
De acuerdo con la leyenda, el día del sacrifico, Minos ordenó a los 14 jóvenes que entraran en el laberinto. Ariadna entonces le entregó a Teseo una punta de un hilo muy largo, y le dijo que por ningún motivo lo soltara mientras estuviera dentro del laberinto. Ella sostenía la otra punta del hilo, y gracias a eso, Teseo podía seguir el hilo de vuelta a la entrada del laberinto. El héroe y los demás jóvenes entraron al laberinto, y después de varias horas de caminar por éste se encontraron con el Minotauro. Teseo luchó contra él desarmado, pues el rey no le permitió llevar consigo sus armas, y lo derrotó. Para salir del laberinto, Teseo siguió de vuelta el hilo que Ariadna le había dado, y así guió hasta la salida a los demás jóvenes.[cita requerida]
Las historias no concuerdan siempre entre sí en cómo pasó lo anterior. No es claro, por ejemplo, qué relación había entre Teseo y Ariadna, lo cierto es que ambos confabularon contra Minos para terminar con la vida del monstruo que tenía encerrado en el laberinto y escapar de Creta. Pudo haber sido sólo el amor que se tenían, o el que ella sentía por Teseo, o simplemente que el héroe le había prometido a Ariadna sacarla de Creta y llevarla consigo.[7] Del mismo modo hay versiones y múltiples representaciones que explican que Teseo dio muerte al Minotauro no usando sus manos desnudas, sino con ayuda de una espada que le proporcionaría secretamente Ariadna junto con el ovillo antes de entrar al laberinto; según esto, Ariadna había sido aconsejada por Dédalo, el mismísimo constructor del laberinto.[8] Sin embargo, otras fuentes indican que Teseo mató al monstruo a puñetazos.[7] No hay unanimidad ni siquiera en cómo fue que Teseo logró salir del laberinto, la forma más generalizada es por medio del hilo de Ariadna -que ha inspirado la figura retórica del mismo nombre-, pero otras historias dicen que Teseo logró escapar gracias a la luz de la corona de oro que obtuvo de Anfitrite en una aventura en el mar, la cual lo guió en el laberinto.16/10/08
| El arte de tatuar se remonta en el tiempo más lejos de lo que la mayoría de la gente piensa. |
© Tattoo Odin : Tatuajes y Piercing
Body Art desde 1994 GRACIAS
Los Egipcios ya conocían y practicaban la técnica del tatuaje hace 3000 años. Se sabe que ya que desde la XI dinastía egipcia se practicaba el arte del tatuaje. Uno de las más famosas momias tatuadas Amunet, una sacerdotisa de la diosa Hathor, en Tebas.
La asociación entre tatuajes y delincuencia provinó también de aquí, los marineros, gente que menudo se embarcaba durante largos períodos de tiempo para evitar a la justicía, fue fomentando esta asociación.
Se cree que el proceso del tatuaje era mucho más elaborado que en la actualidad, era un ritual que por ejemplo en Egipto era realizado casi exclusivamente por mujeres, un proceso doloroso que la mayoría de las veces se usaba para demostrar valentía o confirmar la madurez, en la misma forma que todavía se puede observar en los rituales de tribus de Nueva Zelanda. Borneo es uno de los pocos lugares donde se practica actualmente la forma tradicional del tatuaje tribal. El tatuaje y el piercing recuerdan el arte de Bali y Java, y los instrumentos de tatuaje son similares a los usados en la Polinesia. El tatuaje de la Polinesia fue el más artístico en el mundo antiguo, estaba caracterizado por diseños geométricos elaborados, que eran embellecidos y renovados durante toda la vida del individuo hasta que cubrían su cuerpo entero. Según Marco Polo en su "Travels" el respeto a una persona se medía por la cantidad de tatuajes que tuviera.
Alrededor del 1000 A.C el tatuaje logró la entrada por medio de las rutas comerciales a la India, China y Japón. A pesar de un glorioso inicio en Japón, el tatuaje estaba reservado para aquellos que habían cometido crímenes serios, y los individuos tatuados eran aislados por sus familias, ésto constituía el peor de los castigos. El emperador Matsuhito, ante la apertura de Japón al occidente decidió prohibir los tatuajes para no dar la impresión de salvajismo ante los extranjeros.




